miércoles, 18 de noviembre de 2015
Pequeñita, te hablo porque ya no escribo poemas.
He pasado parte de la mañana quejándome de no haber dormido. Luego he dormido.
Mientras, he soñado.
He hablado con Pequeñita y dice que va a hacerme el favor de quedarse dentro un poco más.
Los bebés humanos son los únicos que nacen sin haberse formado del todo,
y pasan varios años hasta que pueden ser minimamente autosuficientes.
Pequeñita quiere salir de mi vientre sabiéndose independiente y guapa.
Pequeñita quiere ser cuidada. Yo también.
La copa rota ha perdido todo lo que contenía. Yo también.
Estoy muy cansada de que se vaya la gente. De que se muera la gente. De que se mate la gente.
Los dinosaurios vivieron ochocientas veces más de lo que lleva la raza humana en la Tierra.
Y sin embargo, les ganamos en daño.
Nunca entenderé por qué soy incapaz de entenderos.
No uséis el nombre de ningún dios como excusa.
No uséis el nombre de ningún desamor como excusa.
Somos tan responsables de nuestros actos como de nuestra respiración.
De verdad, qué guerra tan injusta. Ya ni siquiera sabemos quién está contra quien, porque es todos contra todos.
Este es el mundo que queremos destruir para nuestros hijos.
Pequeñita, no existes para ver todo esto. No sabes cuantisimo me alegro.
Pequeñita, ojalá pudiera plantar crisantemos en todos los lugares donde alguien ha llorado éstos últimos años.
Ojalá tuviera la cura del cáncer, para que nadie vuelva a asustarse cuando vuelva al médico.
Ojalá tuviese alas, para ayudar a levantarse a todo el que esté sufriendo.
Mis manos construyen columpios con cada hueso.
Toda la sangre derramada podría sustituir a los océanos.
La humanidad estará perdida hasta que dejen de ganar los mismos con el suelo destruido de otros.
Hasta que las caretas caigan, y las armas caigan, y las bombas fallen. Y los besos vuelvan.
Dejemos en paz a la paz.
La guerra es sólo una excusa tonta para creernos los más grandes.
Y no lo somos. Claro que no lo somos.
Somos cucarachas.
lunes, 6 de julio de 2015
El cuerpo exacto
la huella de otro día sin palparte
El cuerpo exacto
mi dolor mío
mi tristeza mía
mi debilidad
tengo en la garganta flores que queman
te plantaría besos en el vientre
pero no puedo
mi obscenidad mía
mi falta de pudor
todo este humo
estás demasiado lejos aquí dentro
eres volátil
No tienes manos
alguien te las robó
me da miedo el fuego.
Tú tienes que aprender a llorar todavía.
domingo, 5 de julio de 2015
Sin tu llanto, ¿qué me queda?
ni caminar con los pies atados
ni pasar la lengua por la vitrocerámica aún caliente
ni acariciarte la garganta por dentro para ver si aún no se ha regenerado la piel que me arrancaste
ni volver a escarbar en la herida
hacerle túneles, autopistas, puentes colgantes
no, estar triste no era reconocer tu nombre aunque estuviera escrito en braille entre un millón de cuchillas de afeitar
ni pintarte las uñas de negro para no ver cómo sangran
ni esconder la cabeza en el agujero de tu ombligo
ni comenzar a olvidar por las cosquillas
y acabar por una lápida.
cuánto tiempo pasará hasta que deje de visitar tu tumba vacía.
cuánto tiempo
buscándote en mi vientre
cuantas cicatrices hacen falta
para ponerle nombre
a alguien que no existió jamás.
si noviembre es un sueño,
el resto de meses: sólo pesadillas.
Te echo de menos.
lunes, 29 de junio de 2015
Tres días sin dormir para no volver a despedirme.
Me he sentido sola hasta reconocer que no era para tanto
También me he visto encerrada por fuera
de mi misma
y ahí sí que vi cementerios enteros de vacío
Ahora ya no pasa nada
porque pequeñita empieza a andar con las manos
y yo ya no necesito armas
para arañar.
Ahora sólo quedan pesadillas tristes que no me pertenecen:
noto las pestañas de mi niña abrirse y cerrarse fuertemente
noto sus sueños de niña
en mi vientre
noto
sus dientes sus manos sus uñas
noto que
mi niña no está muerta
aunque ya nadie late aquí.
Me despierto
Y ni tu sangre
ni tu sueño de niña
ni tus dientes manos uñas
Ni siquiera yo estoy aquí.
viernes, 22 de mayo de 2015
Si tú supieras.
Tanta arena llena de cristales
desgastados como yo
del paso de las olas
del tiempo perdido
de la noche en que dejamos de luchar. Creo que era de noche
Creo que aún estoy allí.
Creo que aún emiten calor
(mis entrañas)
Creo
como si no fuera el último resquicio de fe
la última oportunidad de imaginarte
en mi mano
en mi pecho
en el hueco que dejó tu ausencia.
Todo este ruido, pequeña
que no para
como no paró el mar de traer tus restos a la orilla
Como no paré yo
de volverte a buscar.
Como este olor a café que augura
que otra vez no hemos dormido
que pronto será la última.
Como este quedarme inmóvil
sonriendo a toda esta sangre tuya que me acaricia.
A toda esta sangre tuya
que se hace barro con la arena
que juega con las rocas
a dibujar rostros rotos
Como cuando fui niña y la playa podía ser el paraíso
Y ahora, que vuelvo a la inocencia
de creer
que en el infierno, al menos, no vas a tener frío. Pequeña.
Pequeñita.
Que hasta luego, a veces
siempre es hasta siempre. Que no te sé decir adiós.
Hasta luego. Pequeñita.
martes, 28 de abril de 2015
Oigo follar a los de arriba, creo que somos nosotros.
sábado, 14 de febrero de 2015
Lo que pronto viene, pronto se muere
Me he clavado flores por todo el cuerpo
no tenía orificios suficientes
por los que sangrar.
Salir del aislamiento
es
exactamente
volver a asesinarme.
jueves, 12 de febrero de 2015
De la enfermedad
este suelo se ondula
y yo me siento como un moisés inexperto
tratando de andar sobre las aguas
entrañas rojas pestilentes
cáncer en los huesos de otro
metástasis es una palabra que duele:
metástasis
tumor cerebral
fisura de tibia
infección de garganta
esófago podrido
úlcera en el estómago
me duele el pie
izquierdo
el pecho
izquierdo
el cuello atravesado por una flecha
pustulas en la cara
un pelo precioso que se cae a mechones.
Observarte, todavía, en tu ataúd.
Lo mismo da fuera que dentro.
viernes, 30 de enero de 2015
jueves, 22 de enero de 2015
Supongo
Supongo que a veces estoy triste cuando lloro
dice Rafa.
Supongo que no te llamo
porque tu número se quedó escrito en los muros
de aquella casa que derrumbé cuando te fuiste.
Supongo que no soy capaz de pedírtelo de nuevo.
Que no nos encontraremos en un bar, por la casualidad que siempre forzábamos
para volver a vernos.
Supongo que no estamos en la misma ciudad.
Que no recuerdas a qué velocidad ibas
la última vez que te masturbaste
mientras yo miraba.
No se me ocurre metáfora para esto.
Supongo que lo que escribo sólo habla de mí,
porque sigo sin conocerte.
Porque "te odio" es lo más cercano a un encuentro. Forzoso.
Ya podríamos chocar
para fingir, en un intercambio de seguros,
un roce de piel.
Seguro que lo harías.
Supongo, digo.
Te supongo de tres metros.
Me supongo atada a una cama, con camisa de fuerza y mordaza. Evitando correrme.
Tampoco encuentro metáfora para el océano que provocas.
Supongo que no.
Hoy he ido al médico. A fichar mi vida.
A mentir. A jurar que esta vez voy a seguir el cauce del río.
Lo prometo. Supongo.
Ha empezado diciendo que tampoco está tan mal sentirme más muerta que viva. Que él también.
Hemos terminado en un abrazo
en que
supongo
he recordado que si tú fueses un árbol,
todas tus raíces ya me han destrozado la piel.
viernes, 2 de enero de 2015
A estas alturas, no damos la talla.
A estas alturas del día
ya nos hemos duchado
sacado al perro a pasear
masturbado tres veces
Cuatro
Hemos lavado los platos
desayunado
Porque en casa no se come hasta que está todo limpio
aunque a veces pasemos una semana de ayuno
Ya hemos solucionado el problema de la capa de ozono. Y se nos ha olvidado apuntarlo en cualquier sitio.
Cinco veces nos hemos masturbado.
Hemos llamado al 112 preguntando si ya nos han encontrado muertos.
Aún no hemos reído.
Estamos a día dos del mes.
Ya no tenemos dinero en la cuenta.
La derrota es un fin. Dice Borges.
Ya estamos cansados de este año.
Menos mal que los partes de alta
los hacen por la mañana.
Ingresé cadáver
Y a estas alturas del día
nadie me ha enseñado a resucitar.