Protected by Copyscape Duplicate Content Tool

lunes, 31 de diciembre de 2018

Cuando me vaya, será para buscarte

Mi balance es una palabra. Como si todo el dolor del mundo pudiera concentrarse en un solo punto.
Pero ese punto sube y baja, baila, se revuelve.
Pasa de mi garganta a mi estómago, de ahí a los ojos, y hay días en que incluso se recuesta sobre mis pies.

Estoy cansada. De mirarlo todo como si fuera a acabarse.

Porque lo va a hacer.

Mamá lo hizo. Mamá luchó contra un gigante tanto tiempo... Y soy yo la que dice estar cansada.

Qué absurdo decir que no estás cuando te veo en todas partes.

A veces escucho en la cocina tu risa y cuando llego solo se me ocurre pensar que he llegado tarde.

A veces me despierto y pienso en meterme en tu cama donde no caben las pesadillas.
Luego llego y hay un espacio tan inmenso como esta pena.

Ayer tenía tanto frío que usé el secador para calentarme las manos. Recordé que antes de ir al cole, cuando me secabas el pelo para que no enfermase al salir a la calle, sacudías el secador por mi espalda diciendo 'mira qué calorcito más bueno'.

Te veo en cada cosa que hago.
Como si la vida conspirase para que tus gestos no se perdieran.

No sé exactamente como va a seguir a partir de ahora. Seguiré escribiendo para no perderme.
Te hice promesas que no dejaré de cumplir, para que estés donde estés, al menos te sientas orgullosa.

Si estás. Porque si algo he aprendido es a dudar hasta de mis manos.

Pero las pondría en el fuego aunque ardiesen, por saber que ese puntito de dolor, a ti ya no puede tocarte.

jueves, 20 de diciembre de 2018

En cada monstruo, alguien con más poder

Cuando era pequeña tenía un miedo atroz a las catástrofes naturales, al terrorismo
y a los locos.
Mamá decía que estaban lejos, que nunca me harían daño.
Pero la tierra temblaba y yo sabía que en algún momento se agrietaría.
El fuego se llevaba todos los árboles del monte
y una línea roja se dibujaba por encima de nuestro pueblo.
Vi llover ceniza desde una playa.
Mamá decía que estaba lejos, que aquí no llegaría.
Pero no te subas sola a un taxi,
porque ya sabes lo de la chica que descuartizaron.
Pero no camines sola por la calle,
porque ya sabes lo de la chica a la que apuñalaron.
No vayas al banco. Ni al parque. Ni a la plaza sola.
Cariño, aquí no va a llegar, pero por si acaso,
no salgas sola a los bares.
Tapa bien las copas.
No aceptes caramelos.
Mi amor, tú ten cuidado. Porque si un día llega,
no estarás a salvo.
Ahora que no soy tan pequeña,
mamá no me llama cuando se hace tarde porque ya no puede.
Ahora soy yo quien quiere llamar a mi hermana, a mis primas, a mis amigas.
Ahora agradezco a mi niña no haber llegado
para no temer su partida.
Ahora tengo un miedo inhumano porque si la tierra tiembla
es porque hay otra enterrada.
Porque si el fuego se acerca, escucho los gritos.
Porque en cada mano, otra mancha de sangre.
Ahora me mata el pánico, porque es el día en que nos llegó a nosotras
y no nos hacen caso.
Porque en cada monstruo, alguien con más poder.
Un hombre, de carne, hueso y rabia.

martes, 17 de abril de 2018

Ni siquiera sabes a dónde vas a volver.

He empezado a cultivar el silencio, porque a veces las palabras parecían solo ruido que impregnaba las paredes de esta casa.

Y un segundo callada me traía el eco de tantos rencores.

Ahora respiro, con dificultad
pero respiro. Aunque mis músculos se tensen, respiro.
Aunque las lágrimas me muerdan, respiro.
Primero aire, y después
la calma.

Quisiera saber decir todo pasará, pero he aprendido a no engañarme.

Hay algo que me asusta, un miedo innato al olvido y la pérdida.
A ser recuerdo de nadie.

Es como dormir a solas conmigo
y no querer tocarme los pies fríos por entender que son el principio
de este dejarme marchar.

La luz es un lugar precioso para dormir, pero sin la sombra todo es fiebre y quemadura.