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martes, 29 de enero de 2013

Ven.

Ven,
clávame el puñal como si creyésemos en Cupido;

no recuerdo si el corazón me servía para algo,
pero mi espalda espera heridas
como tú el humo del último cigarro antes de dormir.

Ven,
como si no supiéramos echar de menos,

como si existiera una palabra que contuviese todo este vacío.

Ven, retuérceme el cuchillo
y disfruta del daño.
Ven aunque no te lo pida.

Ven para nunca quedarte. Y quédate.
Y vete lejos.

Y átame a los hierros de tu cama
y te enseño qué es la libertad.

Ven con la misma cuerda con la que vas a ahorcarte, y susúrrame canciones. Ven con el mismo sueño que evitas, y duerme a mi lado. Ven, que nos ponemos dulces, y duros.

Sé mi pesadilla.

Vuela, y caeré contigo si caes. Y miraré al abismo por ti, y me tragaré tu semen y todos tus miedos.

Ven aunque me haga pedazos cuando el avión despegue. Y tenga entonces aún más razones para aferrarme a una copa.

Ven, que ya volveré a mi nueva vida para olvidar tu nombre, sabiendo que tú tampoco pensarás en el mío.

Invítame a café una tarde cualquiera, deja de llamarme.

Pierde el tiempo, gástate.

Llevo tu ropa como tu alma pegada a la piel. Al menos cada vez que me tocas recupero la fe en la vida.

Podría morir con tus manos entre mis piernas;

no me pidas que hable de mi
si no estás.

Róbame aún más besos.
Elige a otra. 

Pero, por si acaso,
no te olvides de venir.

martes, 15 de enero de 2013

Nieve.

A ti, porque existes
y no me faltas.

Está el amor en huelga con nosotras,
y sin embargo nos abrazamos la distancia
como quién busca que una canción
te salve del miedo.

Tienes nombre de que la calle te sonría
cuándo te quedas en casa
buscando alguna excusa para no brillar.

Tienes nombre de frío, como dices tú,
pero sé que eres la primera en arder
si hay unas manos que intentan encenderte.

A lo mejor ya no sé sonreír
si no eres tú quién me lo pide bajito
desde el teléfono.

A lo mejor eres una guitarra
a la que le hace falta que le afinen las cuerdas
para tocar su mejor canción.

A lo mejor ya te quiero,
porque me enseñas que del abismo se puede salir
si te tengo al lado

y puede ser
que estas aceras se estén muriendo de ganas
de tomarte de la mano
para calentarte ese alma.

Quizá me equivoque,
pero tú a la nieve
le cambias el significado.