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lunes, 22 de octubre de 2012

Nostalgia

¿cómo se sacan las castañas del fuego?
respondo lo que aprendí
viendo en las manos quemadas de mi
madre:
quemándote
para que así otros,
los tuyos,
no se quemen.


La nostalgia, un poco, se define recordando
que cuándo era pequeña, al acabar de comer
veía cómo Ella salía al patio de casa
para fumarse el cigarrillo que no le dejábamos encender en la mesa,
y cómo se sentaba en las escaleras
a las que no podíamos subir muy rápido
por si las moscas,
y se pasaba un rato hablando con las flores,
flores que casi siempre
le devolvían la sonrisa.

Supongo que es también
un sentimiento de culpa por no haberle dado más la mano,
o no haberla quitado en el momento justo
y ahora andar quemados
de tanto ponerla en el fuego
pero no arrepentidos.

La nostalgia es
pedirle perdón por no haberla visto fuerte
con lo fuerte que es Ella
y haber seguido jugando con los años.

Y es pasar un verano encerradas
hablando de todo lo que,
como hija rebelde
y dolor de cabeza por excelencia que soy,
me había jurado no contarle.

Y es que la nostalgia se cree poeta,
pero en realidad es muy puta,

y hoy me ataca desde la niñez,
y lo siento,
pero habla de madres,
de mi madre,
que se rompe porque no sabemos agradecer
como merece
y siempre,
sin excepción,
nos espera con la comida en la mesa cada fin de semana,
por si acaso.

domingo, 14 de octubre de 2012

A una testaruda

Un día de estos te como
de lo frágil que te pones por culpa de las gilipolleces de otro.
de lo torpe que crees que te vuelves,
de lo rota que te veo por no llevar las riendas.
Un día de estos,

el menos pensado,
voy a demostrarte que te voy a dar la mano
hasta que te tires sola a la piscina,
y estará llena, por fin, y no habrán más golpes.

Que a lo que me refiero es a que no eres estúpida,
que lo que te pasa a ti es que tienes corazón
¡TE SOBRA CORAZÓN!
a ver si te lo metes en el coco, guapa.

sábado, 13 de octubre de 2012

Ahora que te has ido de verdad,
leo nuestros poemas
y ya ninguno parece que te haya nombrado nunca.

Ahora que no me llamas,
ni te llamo
ni gritamos eso de que jugarse la vida sería tan bonito.

Ahora que tú no apareces en casa
y yo no te pido que lo hagas,

Ahora que no estás

Y ya no dueles.

Paso los días hablando del Ahora
para que tus ayeres
no me pisen.