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lunes, 22 de mayo de 2017

Mi ruido te atormenta

Mamá quiero explicarte que me he hecho más daño con palabras que con acciones.

Que esta quemadura no me duele. No fue un castigo.

Que setenta tatuajes son recuerdos. Que amo profundamente a estas personas.

Amo profundamente a estas personas que ya no están.

Amo profundamente a estas personas que me hicieron daño.

Amo profundamente a estas personas que se marcharon.

Estoy muy enfadada, mamá, con estas personas por las que daría mi vida.

¿Por qué se marcharon, mamá? ¿Acaso lo merezco?

¿Quizás fui yo quién las apartó de mi lado?
¿Realmente es culpa mía, mamá?

¿Me marché yo, mamá? ¿Me alejé yo?

Amo profundamente a estas personas que soportaron mi mal humor.

A estas personas que me sujetaron el pelo.

A estos que trasnocharon por mí.

Mamá, no me hago daño físico para castigarme.

No sufro el daño que me provoco.

Sufro mirarme al espejo en silencio. No sé quién está ahí.

Observo cada escena de mi vida, y no sé quién estaba ahí por mí.

No recuerdo nada de mí.

No quiero nada de mí.

¿Te presento a mi hija, mamá? ¿Quieres verla?

Me abriría el vientre para que la vieses.

Es un ser pequeño que no quiso nacer.

Su cuerpo diminuto aún descansa adentro. Y nunca tuvo un padre.

¿Me crees, mamá? Tú que crees en la virgen María, ¿me crees?

Mi niña es un ser sin vida que vaga sin rumbo por mis venas.

Mi niña es la lágrima que no supe contarte.

Mi niña es el año de la muerte de mi mejor amigo.
La primera vez que dejé a alguien llorando, y no volví para acariciarle.
El corazón roto de uno que, por una vez, no era yo.

Mi niña es verte temblando en cada sala de espera.

Pensar en mi muerte y dejar completamente solo a papá.

Mi niña es mi hermana viviendo la vida que yo nunca pude llevar.

Mamá, ¿cómo te lo explico?

Necesitas saber qué pasa aquí dentro.

Necesitas saber cómo voy a seguir adelante cuando no estés.

Mamá, yo solo estoy esperando. No quiero que te duela mi partida.

Ven, coge a mi niña en brazos, no pesa.

Es de aire, mamá.

Todo lo que me hace daño en realidad no lo puedes ver, como a ella.

Yo sé que la sientes, posa tu mano aquí.

No es mi corazón sino el suyo.

Cuando vuelva a sangrar, volverá la lágrima. Siento que es su vida la que estoy expulsando.

Pero ella no se va, mamá. Como esta sombra.

Eso es lo que veo en el espejo, una sombra.

Deformada y con otra voz. Eso soy.

El humo que sale de mi carne cuando el mechero la toca.

¿Lo has visto, mamá? Esta herida parece un agujero de bala.

Pero los disparos vienen de dentro.