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jueves, 24 de noviembre de 2016

Me haré una bola pequeña para que me lleves siempre en las manos.

Ser, apenas, la niña que en el umbral del deseo pudiera, o no, trepar tus manos. Hundirse en ellas.
Ser, siquiera, una loba famélica en busca de huesos.
Ser, sin excusas, el cuerpo tibio que reposa bajo tu mirada.

Entonces ¿qué me hará extrañar tanto si la noche es mía y yo abro los ojos?

¿Qué me hará soportar el tedio cuando tus dedos avancen?

Si estoy tan sola, dime, ¿cómo haré para buscarte si te alejas en cada madrugada?

Si te lleva el sueño, dime, ¿dónde reposo mi tristeza?

Dime, ¿qué quedará de mí cuando descubra que no he vivido?

viernes, 21 de octubre de 2016

Pequeñita

Hay una delgada línea entre el sueño y el miedo. Me he despertado con la cara de mi niña.
Por fin todo son besos.


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sábado, 13 de agosto de 2016

Lo macabro del olvido

Anudo mis cuerdas vocales para formar una horca. Me pongo de puntillas hasta alcanzar la viga de madera que atraviesa el techo. Me enredo, como una serpiente a la espera de la muda.
Me hago un lazo en el cuello y lamo la sangre que aun brota. Trato de pedirme perdón, pero la voz se esconde en un recoveco del páncreas.
El silencio me asfixia más que esta soga.
Recuerdo tu mano en mi garganta para calmarme. Noto vibrar esta angustia que me ata. No necesito nada.
Tu huída fue la excusa para dejarme desangrar.
El sudor se me cuela por las comisuras y empiezo a calentarme.
Si supieras lo que tiembla aquí dentro.
Bajo despacio hasta tratar de rozar el barro que he creado con la arena y mi sangre.
Detengo el tiempo justo en el momento de la despedida.
Me encantaría despedazar tus ojos para que mi muerte sea tu única imagen.
En lugar de eso, aprieto los dientes. Divido mi lengua en dos, una es tuya, y te busca impaciente más que el último aliento.
La otra guarda el secreto de mi pena.

Habría dejado que me despellejases con tal de verte sonreír.

miércoles, 10 de agosto de 2016

La noche más azul del planeta



En ese instante efímero amé más que todas las cosas de la Tierra. Más que los muertos el uno de noviembre, más, incluso, de lo que ama la isla ser encontrada. Amé como todas las conchas aman reconciliarse con la arena. Como las piedras trotan felices tras cada ola. Como el pez que suelta el anzuelo, el hombre que salió a tiempo de la corriente y encontró un naufragio. Como la paz ama el silencio. Como hundirse en la piscina y soltar todo el aire. Amé como se aman los niños, inocentes y sin tregua. En un segundo tan sólo, amé hasta el vértigo, hasta el borde del abismo, hasta la pesadilla en la que caes. Amé con fuerza, como se quiere a un hijo. Y entendí el silbido de la brisa marina, el olor de la comida del domingo, el tacto del pétalo de la margarita. Y no sentí la necesidad de arrancarlo, porque amé tantísimo en ese momento, que absolutamente toda vida era bella. Y todo ser, sagrado.

La noche devolvió el azul al agua,
y a mí al sueño.

Me siento volátil.

domingo, 31 de julio de 2016

Ya no queda nada

Ni siquiera la memoria débil de quiénes aún están en este lado

el borrón suave del que imagina que recuerda

las fotografías que se evaporaron en el incendio.

miércoles, 13 de julio de 2016

Callar por hablar.

Porque yo he venido sólo a hablar de la muerte para que a ti no te duela la sangre, que me han gritado triste
y hasta me lo he creído.
Porque la sola idea de mi hija caminando con la cabeza agachada hacia el colegio me produce tal angustia
que comenzaría a lanzar piedras a vuestras casas
Porque el sufrimiento de cada perro que duerme en la perrera me genera dudas de hasta dónde llega la maldad del ser humano.
Porque tengo la delgadez de una niña que rechaza la insulina por vergüenza.
Porque el cáncer nos toca a todos, aunque esté en otra piel.
Porque hemos visto morir y matar, y ya sólo somos sensibles al dolor cercano, y el ajeno lo contemplamos como una película de sobremesa llamada Tiburón, pirañas asesinas o Serpientes en el desierto.
Que lo verdaderamente triste es no poder decir que lloro a diario
porque os genera una angustia innecesaria.
Que lo terriblemente absurdo es no poder hablar sin tapujos de que con siete años habría amado más si me hubieran dejado despedirme de mi abuelo.
Que lo horroroso es que me impongan Olvido para obtener Felicidad.
Que lo único que hoy en día me importa es despertar de una pesadilla dando gracias de que mamá siga respirando.
Que observar la muerte me da fuerzas, no pena.
Y que hace demasiado tiempo pienso que si no os gusta mi dolor, podéis olvidarlo como un documental del Discovery Chanel.

martes, 14 de junio de 2016

número 41

Porque no tengo nada
Porque este cuerpo mío es de nadie
Porque me duelen las manos como si fueran de otro
Porque estos ojos lloran
Porque estos pies descalzos
Porque en el pecho retumba un reloj
Por el tiempo que hace que no me amo
Por las duchas
Las hogueras
Limpiar el suelo
Lavar los platos
La ropa
Por las avenidas
El humo de los coches
La prisa de la gente
Por la gente
Por el recuerdo
Por lo que no vivimos
Por la brisa marina
Por el ruido de los aviones
Por las autopistas
Los trenes
Los pájaros
Los árboles
Por el tiempo que hace que no me amo.

jueves, 9 de junio de 2016

Silencio

He estado guardando en secreto el olor de la lluvia, el crujir de las hojas y este viento que me mece.
Me he quedado muda de no abrir la boca.
Guardo este ruido
para cuando vuelva el mar a tu orilla.

Te espero, mi vida
entre la humedad de la sangre
y el verano.

viernes, 19 de febrero de 2016

How much i love you

El sonido del granizo contra el césped artificial

La tristeza de tu nombre tan lejos

Las persianas rebotando contra la ventana

tu recuerdo contra mi cabeza

mi cabeza contra la pared

El aliento de mi perro húmedo y triste

mis dedos fríos

Repetir tu canción favorita tres horas seguidas mirando la nada

El árbol de la plaza de mi pueblo atravesando la puerta del bar,

un accidente en la tf-2

Imaginarte en mitad de la isla. Un volcán en erupción.

El dolor inhumano de una pérdida.

Sonreír a un extraño. Echarte de menos en cada espejo. Romperlo.

Sensación térmica: uno.
Estado de ánimo: La ternura se evapora.

Aún te sigo tarareando.

lunes, 25 de enero de 2016

Envasado al vacío

tu cuerpo envasado al vacío
como animales congelados en la zona de neveras del mercadona.

hambrienta tu silueta llora

seré lo que tú quieras que sea

febril, te deshaces bajo las mantas
desaparece la mancha de humedad de tu sudor
ya no huele a nada

salgo a la calle, finjo hablar por el móvil
te hablo a ti
tú no estás

camino del hospital
me desvanezco contigo

mis músculos machacados con un mazo de carne empiezan a respirar

La cama toda tiembla
ya no tengo una casa frente al mar.