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sábado, 24 de agosto de 2013

Donde he estado.

Sigo congelada en esas manos

en tus malos modos de quererme bien

en este mirar de reojo como que no me miras cuando me tocas
Como el pájaro que se abraza a un poste de alto voltaje.

Vivo continuamente en la noche antes de la noche en que tampoco te olvidé.

Me he quedado a dormir en otro 'adiós'
de otra boca
entre mis piernas.

Qué manía con llamar 'amor' a cualquiera con quien me apetece pasar la huída

Si no eres tú.

Sigo odiando los colores vivos. No sé qué dice eso de mí. Supongo que nada,
que te ahogas.

Cogeme la carita así, que voy a morirme.

A quién esperabas volver a no ver.

Se me ha suicidado otra pestaña ahora que lo que te deseo
es lo de siempre,
tu risa en mi ombligo. Que me enseñes a silbar.
El lienzo de tu espalda.

Cada vez estoy más lejos de todo,
como para contar conmigo.

Donde he estado.  Tampoco habían señales en los sueños.

Hoy,
a la misma distancia de siempre,

36 suspiros.
Y yo aquí, conteniendo la respiración.

Podemos tropezar mil besos,
pero este alma lleva tanto cerrado por olas
que cómo vamos a saber amar.

Para bien o para. Mal.
Las ilusiones, los desmoronamientos,
la sutil diferencia de asomarse al amor con miedo a caer,
o a tirarse.

Ya te lo dije:
sujetame fuerte,
que yo salto. Mortal.

Anoche se me cayó
un año de olvido al suelo.

No me culpes, cariño,
pero aún sigo pensando que con esa sonrisa
podría correrme
en cualquier esquina de esta ciudad.

Te sabías de memoria el lugar exacto donde tocarme
me iba a matar. Y no lo hacías.
Y voy yo, y te llevo la mano.

Tu corazón-granada me ha explotado en la boca. Y alegre, y herida, me pierdo en este río
por no llorarte de nuevo.

Podría pasar la vida jugando contigo
a la ruleta rusa,
pero con todas las alas. No me ates.

Me acuso de mirarme las llagas de los pies. De hablar como se habla en los cementerios: a nadie.
De querer demasiado, sin medir a quién.

Cuánto hace que no me siento isla.

Te he visto caer en medio de todo el mundo
y no se han dado cuenta.

Si quieres empezamos por el final
y reconstruimos los deshechos.

Pero cuidado,
el verano está a punto de acabar
y aún no me he muerto. 

8 comentarios:

  1. No está mal, pero vigila las tildes. Y ese “yagas” entorpece la lectura.
    Un saludo.

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    Respuestas
    1. Cuando escribo en el móvil esas cosas escapan a mi control.

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  2. "qué manía con llamar 'amor' a cualquiera con quien me apetece pasar la huída"

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  3. "Si quieres empezamos por el final
    y reconstruimos los deshechos."

    ¡Auuch! Me encanta leerte.

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  4. Preciosa! me hizo llorar

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