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martes, 11 de diciembre de 2012

Sumo y sigo.


Bebo el café cómo por rutina,
calentándome los pies
sola
como casi siempre desde que te fuiste.

Sonrío
porque me obligan los alrededores
y porque no hay que defraudar a los vasos
que me devuelven siempre una hostia
cuando me prometo que de esta semana no pasa que te llame.

Lloro menos
desde que tus fantasmas no vienen
si no es de noche
para follarme un rato
y largarse con caras alegres. Alegre como tú
cuándo te ibas de madrugada.

Escucho la misma música creo,
desaprendí a pintar
y cada día me queda mejor
mancharme las manos
con otras manos
y pintura.

A veces me pregunto
si te preguntas qué nos pasó.

Te recuerdo sentado
mientras me dabas explicaciones
y yo me contenía para no gritarte lo cabrón que habías sido estos años.

Estos años.

Ya casi nunca dueles,
ya casi nunca nada.
porque casi nunca tengo que recoger mis pedazos,
aunque eso sí que duele. Verme entera
y sin ti
es como no verme.

Tengo la intención de irme tan lejos
como no pueda. Quiero llenar las paredes
de nuevos gritos
y que no sean de auxilio ni perdón.

Estoy harta de pedir perdón.

Todo lo que espero del futuro
es verme sola
por un tiempo.

Y dejar de contar el tiempo entonces.

Y dejar de esperarte a ti,
me digo.

No sé si algún día volveremos a sentarnos
y sentir
arena negra
bajo los sueños,

ni si quiero que me veas ahora
dibujando tonterías
con sombrero
lápiz
y copa.

Sólo sé
que sigue
sin
pasar
nada
sin ti, y sin embargo
he pasado
he vivido,
sumo
y sigo.

3 comentarios:

  1. Iba a escribir las partes que me hicieron eco, pero no puedo copiarte acá todo el poema.

    Exacta Pau, más que hermosa, exacta.

    Y duele bonito porque es verdad, pero se cura.


    Salud de copa rota.

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