Me habían dicho que si estaba deprimida,
que no salía de casa si no era de noche y para andar por la arena.
Como las locas.
Yo sabía que era una isla, y que
por mucho que queramos,
las islas siempre estamos mejor solas.
Me he mojado los pies en el mar de unos ojos que lloraban porque volví a marcharme.
(Creo que aún hay gente que quiere construir puentes hacia nosotras.
Como si eso no fuera ponernos unas esposas de besos.)
Llevo sin querer a nadie desde que me topé por casualidad con el que me descubrió.
Tonta yo,
que creí poder ser desconocida de nuevo.
Pienso mucho en tu despedida, cuando me soltaste algo así como que
si tocaba el cielo
te recordase. Pero cariño, marqué tantas veces el número de tus lunares en mis letras
cuando estuve en el barro
sin encontrar respuesta,
que me he quedado sin huellas para que me sigas.
Ando por calles llenas de luces y no veo ni un puto túnel en el que esconderme.
No sé si estoy triste, pero en este accidente parece que no queda nadie que cuente que nos ha vivido.
Ya me he vuelto a olvidar de porqué creo que he vuelto. Ya me he puesto a llorar por cosas
que no me tocan ni de lejos.
En casa no hay nadie. Me gusta.
Me han dicho que desde que no estás cerca
sonrío menos.
Pero mejor. Amor, estoy en un punto en mi vida en que nos puedes comer el coño, indistintamente, a mi soledad y a mí.
No quería irme
sin que lo supieras.
Menos mal que siempre que te vas vuelves. Y por ser isla sabes como ser la más bonita del planeta que habitas.
ResponderEliminarY menos mal que a las palabras les dejas tus propios brazos para que nos abracen fuerte. Menos mal.
Otro abrazo enorme, o como lo necesites, para ti, bonita.
Tú sí que eres bonita. Y ese abrazo me ha llegado al alma.
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